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09 de Junio de 2023

Entrevista a Patricio Ferrario en el 40 aniversario de la EATA

Entrevista a Patricio Ferrario en el 40 aniversario de la EATA

1) La escuela está cumpliendo 40 años. Es una cifra importante, ya integra la historia de Tres Arroyos y, en algunos aspectos, también la historia de la educación argentina. Pero… ¿Cómo fueron los comienzos?

Difíciles, como todos. Pero también con ilusiones, algunas certezas y muchas incertidumbres. Para destacar la actitud de los primeros visionarios. Fueron productores agropecuarios nucleados en los grupos CREA los que convocaron. Y para destacar también la respuesta a esa convocatoria por parte de las Cooperativas, Federación Agraria, Sociedad Rural, los comercios y empresas de la región. En Tres Arroyos no hay muchos casos de “nacimientos” exitosos como consecuencia de la suma de esfuerzos, y no de la competencia entre instituciones. En general se tiende a hacer “rancho aparte”. No fue nuestro caso. En las primeras reuniones estaba toda la comunidad, bien heterogénea y diversa, pero con capacidad para sumar y no competir, no restar.

2) Los primeros pasos son complicados para todos. ¿Fue así para la EATA?

Muy complicados. Era una sede “bicéfala y prestada”. Funcionábamos en dos partes, en el galpón de la Cooperativa Agraria que hoy ocupa Gendarmería, y en la chacra de Agreste, sobre la ruta 3. Éramos pocos y encima repartidos. Pero se logró armar un equipo de gente joven, todos recién empezábamos a desempeñarnos como docentes, yo tenía entonces 29 años. Y el resto, años más o menos, tenían edades similares. Fueron épocas de carencias, de incertidumbres, pero lo contrarrestábamos con compromiso, con trabajo que se extendía muchas horas más de las reglamentarias y con ideas innovadoras.

3) La innovación pareciera que acompañó siempre a la escuela

Desde el comienzo la EATA fue innovadora. Y expertos en educación de primer nivel pusieron los ojos en nosotros. Puedo recordar al Prof Jorge Ratto, en ese momento director de la Escuela Argentina Modelo de Buenos Aires, una escuela centenaria y prestigiosa. Nos había conocido, se entusiasmó con el proyecto y habitualmente se reunía con nosotros para impulsar criterios de trabajo muy innovadores… Las aulas se llovían, pero los cerebros trabajaban con todo. No hay que olvidarse que la EATA fue la primera escuela del interior del país en incorporar la informática. Era 1983 y colocábamos en las paredes de barro del rancho dónde dábamos clase, los tomacorrientes para enchufar las primeras Texas TI 99. En aquel tiempo fue la computadora, hoy son los drones, las imágenes satelitales, los exámenes internacionales de inglés, la formación por competencias.

Y paralelamente al personal, la Comisión Directiva, integrada por representantes del agro, del comercio, de los bancos, de otros colegios secundarios, diría de toda la comunidad conseguía recursos, los administraba racionalmente y comenzó a buscar una solución para el problema de la sede definitiva. Porque ese ritmo de crecimiento y de innovación había y hay que sostenerlo.

4) La relación entre docentes y comisiones, cooperadoras, colaboradores, empresarios, no suele ser fácil. ¿Qué destacaría de la Comisión Directiva?

Muchas cosas buenas. Muy buenas. Yo formaba parte de ese grupo fundador. Hubo discusiones, largas reuniones, mucho trabajo, cambios… pero algunas cosas fueron constantes.

5) Por ejemplo

Un ejemplo: El trabajo desinteresado. La EATA siempre contó en la Comisión Directiva con gente que primero trabajaban, conseguían recursos, se comprometían y sólo después opinaban. No se aceptaba a ningún “genio” que viniera a decir lo que había que hacer. Hacia el futuro creo que nos queda una lección: Todo el que asuma en la Comisión Directiva debe primero conocer la escuela, analizar si se comparten las ideas y los objetivos y después trabajar ordenadamente. En la Argentina hay muchos “genios” que hablan desde la tribuna y para la tribuna. Pocos salen a la cancha.

Segundo ejemplo: La constancia. Los proyectos educativos son para gente que sea consciente del largo plazo. Siempre digo, para “percherones y no para purasangres”. El caballo percherón aguanta lluvia, viento, barro pero siempre tira. El purasangre se luce en 1000 metros, pero después se cae. Aceptando esta metáfora hípica, diría que no podes abrir una escuela hoy para cerrarla mañana. Si un alumno ingresa, hay que garantizar que podrá completar sus estudios en la institución. No sirven los “genios que hablan”; sirven las personas que se comprometen y colaboran. Cada vez que veo a los alumnos de dos años que entran al jardín pienso que estarán en la EATA hasta los 18 años. Hay que hacerse cargo del pasado, pero también del futuro.

Tercer ejemplo: Los créditos. Hubo años en los que los recursos no alcanzaban. Teníamos que pedir plata prestada. Pero no hay banco que le preste dinero a una escuela, porque si no paga, nadie quiere ejecutar a una escuela. Pero el dinero se conseguía lo mismo, porque los que integrábamos la Comisión íbamos al Banco y garantizábamos personalmente la deuda… Y esto se hizo varias veces. Ahora también. En 2023 se cambió el sistema de calefacción con un crédito del Banco Provincia avalado por miembros de la Comisión… Obviamente los “genios” desaparecen cuando hay que poner la firma…

Puse tres ejemplos. Pero podría darte muchos más. Nunca debería olvidarse el esfuerzo voluntario y desinteresado de los miembros de las sucesivas comisiones directivas. En cuarenta años fueron muchos. Los que ayer fueron alumnos, hoy son productores, empresarios, profesionales e integran la Comisión Directiva. Es una gran satisfacción y la mejor garantía de que nadie se va a extraviar, la escuela no perderá el rumbo… ¡Todos excelentes personas y excelentes administradores!

6) Un problema inicial fue la sede de la escuela “bicéfala y prestada”. Hoy la EATA tiene instalaciones envidiables en la actual sede, en ruta 3 km 489. ¿Cómo se logró?

El destino natural de una escuela agropecuaria debería ser integrarse a otra entidad en la que se desarrollara producción, investigación y difusión. Ese lugar era la Chacra Experimental de Barrow. El proceso no fue fácil: era un inmueble del estado; siempre hay resistencias y trámites muy fastidiosos. Pero vino la democracia. Asumió como Ministro de Educación un hombre de Rauch, el Dr. José Gabriel Dumon, excelente dirigente y mejor persona. Nos recibió, nos escuchó y él mismo nos tramitó la cesión de tierras, que salió por ley de la provincia. Así llegamos a nuestra “tierra prometida”. Claro que la recibimos “pelada”, 22 hectáreas, pero sin árboles, sin construcciones, sin nada. Abrimos el alambre en noviembre y en marzo comenzamos las clases en ese lugar. Entonces inauguramos cuatro aulas y no llegábamos a 100 alumnos.

7) Esos números cambiaron mucho, parece

La historia de la EATA es una historia de crecimiento y mejora constante. Año a año se fueron incorporando más alumnos, alumnos que a su vez eran distintos. En la primera promoción egresaron 25. Hoy en la escuela hay aproximadamente 1400. Empezamos con dos aulas. Hoy hay más de 60. Cambió la demanda, cambió lo que las familias le pedían a la escuela. La mirada se puso en la calidad educativa, en la ciencia, en la tecnología, en los criterios pedagógicos más innovadores. Siempre digo que esos cambios se debieron a fuerzas centrípetas y centrífugas. Desde afuera hacia dentro por las demandas de las familias y del contexto social, económico y productivo. Querían una escuela moderna, pujante, innovadora que ofreciera variantes en la formación. Y paralelamente nosotros, desde adentro, teníamos vocación por emprender con un proyecto distinto, con mucha capacitación docente, con buen asesoramiento y con sana ambición por mejorar, por crecer. Era y es muy grande esa vocación y esa ambición. Espero que no se pierda nunca.

8) ¿Esos cambios se intensificaron cuando se fusionó la EATA con el Colegio Manuel Belgrano?

Así es. Vino la reforma educativa. Aparecía un nivel nuevo y desconocido, la EGB 3. Las escuelas primarias competían con las secundarias para quedarse con ese tramo del trayecto, lo que sería 7mo, 8vo y 9no año. Y otra vez apareció la lucidez de las Comisiones Directivas, del Belgrano y de la EATA. En lugar de competir, decidieron colaborar. De las dos instituciones hicimos una y también un solo proyecto educativo… Siempre pensando en el largo plazo y en la mejora constante. Fue un proceso de integración muy rico, muy valioso. Tres niveles (inicial, primario, secundario), tres culturas, dos instituciones, todo coordinado y ensamblado. Un esfuerzo coordinado y racional, de muchas personas. Y fue exitoso.

El Belgrano triplicó la cantidad de alumnos, pese a que algunos nos decían que al campo no iban a querer ir lo más chicos. Pero aumentó hasta el triple… Paralelamente también empezamos a recibir a alumnos de 22 escuelas rurales, el sistema de articulación más grande del país. Y otra vez nuestra gente los atendió y llevó adelante un gran proyecto. Lamentablemente las autoridades después modificaron el sistema, derogaron leyes y resoluciones y la articulación con escuelas rurales se fue terminando. Muchos de esos chicos siguieron, directamente como alumnos de la EATA.

Recordemos que además de inicial, primaria y secundaria, abrimos el Instituto Superior de formación Docente y la Tecnicatura en administración agropecuaria. Hubo más de 400 diplomados, hasta que consideramos que esa misión estaba cumplida. Pero reitero, más de 400 docentes se formaron en la EATA.

9) ¿Siempre la capacitación docente fue muy valorada?

No hay tecnología ni recursos materiales que sirvan sin buenos docentes. En una escuela preocupada por la calidad educativa, formar y perfeccionar, mejorando las competencias de sus maestros y profesores, es fundamental. Siempre sostuvimos esa idea. En los comienzos modestos de 1983 cuando los viernes nos quedábamos estudiando y discutiendo ideas entre los pocos que éramos entonces. Y años después con los mejores capacitadores de Argentina y del mundo. Los que saben de educación, saben lo que significan los nombres de Alfredo van Gelderen, Cecilia Braslavsky, Alicia Camilloni, Jorge Ratto, Inés Aguerrondo, Juan Llach, Mariano Narodowski, Juan Carlos Tedesco, Susana Avolio de Cols, Guillermo Jaim Etcheverry, Ernesto Gore, Fernando Vilella. En ese grupo tenés cuatro miembros de la Academia Nacional de Educación, dos funcionarios de la UNESCO, dos ex ministros de educación… Pero además trajimos a Miguel Angel Santos Guerra, español, una autoridad pedagógica mundial. Vino Gerard Schaffer, ministro de Educación de Austria y presidente de la Comisión de Educación del Parlamento. China mandó a funcionarios de educación a la EATA para conocerla e intercambiar ideas sobre educación. Hasta nos ofrecieron hacer intercambios. Muchas universidades interactuaron con la EATA, la UBA, La Plata, la UCA, San Andrés, Cuyo, Tucumán, Tandil, ministerios de varias provincias… Y venían a conocer la EATA, hablar con sus docentes, a asesorarnos pero también a intercambiar ideas. Porque recibimos mucho pero también dimos mucho… Hoy tenemos un departamento de capacitación docente. Hemos dictado cursos, todos gratuitos, para docentes de muchas provincias y de nuestra región.

10) Revisando y analizando la historia de la escuela llaman la atención los premios y reconocimientos obtenidos. ¿Cómo fueron posibles?

Bien lo dices. Revisando y analizando la historia… Si no la revisas y no la analizas, no la crees. Hay mucha gente en Tres Arroyos que se entera en el exterior o en otra provincia de esos premios y reconocimientos. Parece que rige el principio “cómo va a ser guitarrero destacado si vive a la vuelta de casa”… Pero es así. Recibimos premios y reconocimientos de Fundación Antorchas, de Fundación YPF, de Fundación Cargill, de los diarios La Nación y Clarín, del Conicet... Ganamos nueve veces el Concurso Innovación Educativa, el premio Excelencia Educativa, tres veces el premio Excelencia Agropecuaria- Mejor Educador, nos reconoció Fundación Compromiso como organización social exitosa, el Banco Mundial, la Fundación Interamericana, IDEA, Fundación Bunge y Born, Banco de Galicia, Banco HSBC, el SENAI de Brasil, el SENATI de Perú, OIT CINTERFOR de Uruguay... Y otras cosas que no tienen valor económico pero que significan mucho. Recordemos que Favaloro siempre destacaba a la EATA como un ejemplo de escuela.

11) Todos estos reconocimientos expandieron las fronteras de la escuela y llegaron a lugares muy remotos. ¿Cómo fue esa experiencia?

Muy enriquecedora. Siempre se aprende cuando uno enseña. Siempre es valioso salir y conocer otras realidades, otros contextos… Los cursos que la EATA dictaba para escuelas de Tres Arroyos y la región, comenzaron a ser requeridos desde otras jurisdicciones. Y aparecieron los sponsors, los aportes privados para que estos cursos fueran gratuitos. Y gracias a ellos hemos capacitado docentes en el monte misionero, en la Puna, en la cordillera, en la llanura pampeana, en las grandes ciudades, incluso Capital Federal, en la Patagonia. Sin olvidarnos de Brasil, Perú, Uruguay, Chile.

Un hito importante fue la idea de Claudia Caraballo de Quentin y Octavio Caraballo de organizar un proyecto nacional de mejora de la calidad educativa agropecuaria. Se denominó Proyecto Alfredo Hirsch, en homenaje al abuelo de los sponsors. Empezó en 2007 y continúa. Logramos que escuelas públicas y privadas, laicas y religiosas, provinciales y universitarias de Misiones, Corrientes, Tucumán, San Juan, Mendoza, Córdoba y Buenos Aires certifiquen la gestión de calidad educativa conforme la Norma ISO 9001. Ahora estamos trabajando con Salta y Jujuy. Todo con nuestro asesoramiento y la financiación de Claudia y Octavio. Los interesados pueden conocer este proyecto en el sitio www.proyectoalfredohirsch.com.ar . Y este proyecto, que lleva quince años de continuidad –no olvidar que estamos en Argentina- este proyecto decía, nos presentó en el mundo. Hemos tenido consultas de España, Francia, Italia, Finlandia, USA, Canadá, China, India, Israel. No hay experiencias de certificaciones de escuelas en forma compartida. Lo han logrado escuelas y universidades en forma aislada, con un costo importante pero sin multiplicarse, sin transferir esa experiencia a otras organizaciones educativas.

12) ¿Siempre trabajaron en la escuela con el sistema ISO 9001?

Al principio no. Arrancamos con lo que había que era muy poco por cierto. Pero siempre nos interesó la dinámica de las organizaciones, los grandes rumbos que tomaba el mundo. Y aparecía la preocupación por la calidad. En la década del 90 empezamos a hacer los primeros palotes, muy rudimentariamente, a estudiar sistemas de gestión de calidad y nos entusiasmó la Norma ISO. Pero la norma cambiaba, porque cambia el mundo, cada ocho/diez años. Fuimos generando el sistema, con diseño íntegro de la EATA, y en 1999 empezamos a aplicarlo. Finalmente certificamos. La Nación nos dedicó la nota editorial. La mayoría de los medios nacionales, diarios, radios, programas de TV, difundieron la noticia. Era la primera escuela de habla hispana en el mundo. Nos invitaban a congresos internacionales. A la escuela le resultó muy útil el sistema ISO 9001. Después certificamos la norma específica para educación ISO 21.001. Y hoy estamos transfiriendo nuestra experiencia a otras provincias gracias al Proyecto Alfredo Hirsch.

13) Recorriendo la escuela se puede ver como se trabaja con alumnos con algunas discapacidades y/o con situaciones de desfavorabilidad ¿Cómo se manejan esos temas?

La escuela tiene vocación por atender a todos, por incluir, por integrar. Recordemos que hay egresados que hicieron la primaria y la secundaria y son ciegos. También discapacitados motrices, sordomudos, chicos con síndrome de down… La política de la escuela es de apertura, siempre que se puedan atender adecuadamente las necesidades de los alumnos. No sirve proclamar la inclusión y después “arréglate como puedas”. En este sentido, en Argentina se habla mucho pero se hace poco. Creo que el tema se debe manejar con mucha responsabilidad y respeto. Responsabilidad de los equipos de docentes, respeto hacia el alumno y su familia. Y recíprocamente las familias deben respetar a los profesionales de la educación, a los asesores de la escuela. Esa idea de “arréglate como puedas” debe combatirse en los dos sentidos: desde la escuela hacia la familia y desde la familia hacia la escuela. Respeto, responsabilidad, no olvidarlos nunca, nunca…

En el tema inclusión destaco también las becas para alumnos carenciados. Se diseñó un sistema conforme Normas ISO 9001 y 21.001. Es desarrollo íntegro de la EATA. Es confidencial, el docente y los compañeros desconocen a quiénes se les adjudica este beneficio. Procesamos más de 300 solicitudes al año. Interviene en el trámite una asistente social, una psicóloga, y una contadora. Repito, 300 al año. Es una escuela dentro de otra.

No siempre se reconoce lo que hace la EATA en este sentido. En algunos casos, gracias a la colaboración de empresas y fundaciones, los alumnos reciben ayuda suplementaria para pagar libros, vestimenta, viajes. La financiación de las becas y de las ayudas es completamente privada. No le cuesta un peso al estado.

Y agrego algo más, vinculado a este tema: la enseñanza por niveles en inglés y matemática para permitir que todos aprendan. Algunos van por un nivel de excelencia, otros reciben un buen nivel en las dos materias. Y aquellos que tienen dificultades para aprender tienen un nivel de recuperación… Todo esto es inclusión, todo esto es innovación. No aparece en los discursos pero está, se trabaja mucho, se asignan recursos, se capacita personal con un único objetivo: todos aprendiendo.

14) ¿Qué mensajes dejaría para los próximos 40 años?

Para los futuros miembros de Comisión Directiva: Valoren la institución a la que conducirán. Conozcan su historia, sus valores, su gente. Escuchen a los que están ahora, recuerden a los que la fundaron. Asuman con responsabilidad, como lo hicieron todos hasta ahora, la importante función. Lo peor sería que entraran con la idea de romper todo, de refundar todo. Acompañen y respalden al personal que día a día “hace la escuela”, se hace escuela todos los días. Sepan que la conducción económica e institucional es de la Comisión Directiva. Pero las cuestiones pedagógicas son técnicas, son científicas. Las debe resolver el personal.

Para los futuros docentes y el personal: Ser docente es la máxima responsabilidad que puede una persona tener en la tierra. Están ayudando a crecer. Ejerzan la sana autoridad docente en forma plena. No existe la “pedagogía de la jauja” que algunos irresponsables predican. Sean profesionales, trabajen en equipo, mantengan la idea de la mejora constante. Y todo eso sirve si hay compromiso. Lamentablemente advertimos que nadie se compromete. El mundo moderno tiene maravillas, pero una gran carencia: los responsables abdican. Abdican los padres, abdican los políticos, abdican los reyes, abdican los docentes. Nadie “se hace cargo”, crece la tecnología, pero decrece la responsabilidad. En la EATA no abdicamos, nos hacemos cargo y espero que así sea siempre.

Para las familias que proyectan inscribir un hijo: Cuando ingresa un niño de dos años al Jardín, todos quedemos que ese vínculo familia-escuela se extienda hasta el egreso de secundaria, a los 17/18 años. Es mucho tiempo en el que compartiremos felicidades, angustias, dolores, logros. Y pueden surgir diferencias. Conozcan la escuela, su historia, su misión, su visión, sus valores, sus criterios. Reflexionen, definan si comparten las cosas que la escuela sostiene. Nadie fundó la escuela y nadie “hace la escuela todos los días” para perjudicar a los beneficiarios, o sea a los alumnos. Si coincidimos en los fundamentos, en la filosofía, las dificultades se pueden superar.

Para los alumnos: son el principio y el fin de la escuela. Todo es para ellos. Como dice un frontispicio en un castillo francés “ya estabas aquí antes de entrar y aunque te vayas no sabrás que te quedas”. Queremos lo mejor, atender adecuadamente sus necesidades y expectativas, presentes y futuras. No siempre los “deseos del día”. Aprender significa esfuerzo, si no hay esfuerzo se los está estafando, prometiendo algo que en realidad no se está brindando. Necesidades presentes y futuras, y no siempre deseos.

Para todos: tengan memoria para recordar el pasado, la rica historia de la escuela, su trayectoria, el esfuerzo que implicó hacerla; tengan sensibilidad para entender el presente, para comprender lo que pasa hoy en el mundo, en el aula, con los alumnos, con las familias; tengan imaginación hacia el futuro, para seguir mejorando como personas, como docentes, como padres, como institución, como país.

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